¡Celebremos juntos al Carménère, la cepa insigne de Chile!

El Carménère actual es un sobreviviente. Una plaga a finales del siglo XIX destruyó la mayor parte de los viñedos en Europa. En 1860 un pequeño insecto conocido como Filoxera o la polilla de la vid, atacó los viñedos de Francia, España e Italia, haciendo desaparecer al Carménère del viejo continente.

Durante más de un siglo nadie supo más del Carménère. Se pensó que esta antigua cepa, conocida inicialmente como Grande Vidure, estaba extinta. Su desaparición significaba perder una de las cepas más utilizada en Burdeos para hacer mezclas y la responsable de producir vinos aromáticos y complejos.

Hasta que en 1994, más de un siglo después, un grupo de enólogos y el ampelógrafo francés, Jean-Michel Boursiquot notaron que algunos viñedos de Merlot en Chile presentaban características extrañas, con algunas parras que se demoraban más en madurar. Estaban ilusionados, y finalmente los estudios realizados demostraron que entre las vides estaba escondida otra cepa. ¡Se había redescubierto el Carménère! Así comprobaron que algunas vides de esta antigua variedad habían escapado de la plaga, y que estaban intactas en Chile, protegidas por la cordillera y el mar, al sur del mundo.

Se cree que el Carménère llegó a Chile en el siglo XVI con los albores de la vitivinicultura y que se arraigo ahí, en un país de grandes condiciones climáticas y suelos propicios para el cultivo de viñedos, para renacer siglos más tarde como cepa del nuevo mundo.

El Carménère forma parte de Chile, ya que es el único país que produce y exporta esta cepa de manera importante. Una cepa particular, irrepetible y de alta calidad. Su maridaje es amplio y versátil, va desde quesos hasta las carnes rojas suaves o aves con salsas de hierbas, pasando por cerdo, cordero y platos especiados como comida con curry o comida Thai.

Hasta el día de hoy, su existencia tiene algo de magia, orgullo e incógnitas.

Compartir